sábado, 9 de abril de 2011

Narración de la semana


El miércoles 6 de abril se cumplieron 68 años de la publicación de El Principito de A. Saint-Exupéry.

Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice: "Mi flor está allí, en alguna parte..." Y si el cordero come la flor, para él es como si, bruscamente, todas las estrellas se apagaran. Y esto, ¿No es importante?
No pudo decir más. Estalló en sollozos. La noche había caído. En una estrella, en un planeta había un principito que necesitaba consuelo. Lo tomé en mis brazos y lo acuné. Le dije: "La flor que amas no corre peligro...Dibujaré un bozal para tu cordero. Dibujaré una armadura para tu flor. (...)
Aprendí pronto a conocer a esa flor. En el planeta del principito siempre había habido flores muy simples, adornadas con una sola hilera de pétalos, que no molestaban a nadie. Aparecían por la mañana y luego se extinguían por la noche. Pero aquella había germinado de una semilla tardía. (...) Era muy coqueta. Su misterioso atavío había durado días y días y una mañana, a la hora de la salida del sol, se mostró.
-¡Ah!, acabo de despertarme...Perdóname... Todavía estoy despeinada.
El principito no pudo contener su admiración:
- ¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió suavemente la flor-. Y he nacido al mismo tiempo que el sol....
El principito advirtió que era demasiado modesta, ¡pero era tan conmovedora!...
-Creo que es la hora del desyuno -agregó enseguida la flor-. ¿Tendrías la bondad de acordarte de mí?
Y el principito confuso, habiendo ido a buscar una regadera de agua fresca, sirvió a la flor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario