Ellas también viven, relatos de mujer de Pilar Muñoz Álamo, no es sólo una recopilación de relatos, es un paseo repleto de sentimientos y emociones que te llevará, de la mano de sus protagonistas, a sumergirte en un mundo de vivencias y experiencias que te cautivarán, y cuyo final, sin duda alguna, no te dejará indiferente.
Escribir o sentir
El tic-tac de un viejo reloj de pared resuena a los lejos, irrumpiendo en el silencio de la noche con un ritmo acompasado, hipnótico. La algarabía diurna hace rato que menguó su intensidad apagándose lentamente como una antigua lámpara de gas agotada por el uso, dando paso al crujido de los muebles que se estiran al dormir. La oscuridad cubre el mundo que subsiste al otro lado del cristal de mi ventana, apenas cortada por los ocres reflejos irisados que un par de farolas a duras penas irradian. Me asomo para ver el rostro de mis hijos con pulcra lentitud de movimiento, los de la bailarina de una caja de música de cuerda gastada, y compruebo que duermen, con las facciones distendidas, relajadas, con la respiración profunda, apenas adivinada por la elevación sutil de sus pequeños torsos, adentrándose en el mundo de los sueños. Apago las escasas luces que aún permanecen encendidas caminando por el piso sin apenas rozarlo, flotando ayudada por las musas que no tardan en aparecer.
Subo al desván y el aroma a madera
centenaria me da la bienvenida. Cierro la puerta a mi espalda y sonrío
feliz al sentir cómo me envuelve la mágica atmósfera literaria que
habita entre sus cuatro paredes, que se transforman paulatinamente hasta
llegar a conformar cada nuevo escenario, y cómo se tornan los colores
que acompañarán a mi próxima historia: grises, para la tragedia; rojos,
para la pasión y para el amor; verdes, para la esperanza; azules, para
la aventura infantil que desearía vivir hoy.
Me acomodo en mi vieja mecedora de
anea y me dejo llevar por su vaivén hasta escuchar la voz de la
protagonista a la que hoy me tocará encarnar, hasta poder sentir sus
pálpitos en mi cuerpo, sus emociones en mi mente, sus sentimientos en mi
corazón que late más aprisa a cada segundo que pasa. Cierro los ojos.
Quiero vivir su historia, necesito vivir su historia para poder
contarla. Y me voy sumergiendo en ella como en el fondo de un océano
profundo, sin oxígeno, a cuerpo descubierto para sentir lo que ella
siente, sin barreras ni cortapisas. Mi respiración se acelera, se
detiene. Mis manos tiemblan y laten mis sienes. El sofoco me invade y da
paso al frío que me provoca el miedo. Me oprime la angustia, y la
razón, la fuerza y la valentía que terminan fluyendo acaban por
liberarme. Mis músculos se contraen cuando la rabia los atenaza, y
vuelven a relajarse cuando el calor de una mano amiga se brinda a
ayudarme, a superar el trance que ante mis ojos se presenta hoy. Pasan
las horas como un cúmulo de minutos de ritmo diferente, porque el tiempo
en nuestras vidas no sigue el marcaje escrupuloso del reloj; circulan
despacio en los malos momentos y a velocidad de vértigo si la felicidad
se ha decidido a acompañarlos.
Todo acaba. El entorno que me acoge
vuelve a la esencia neutra que muestra si yo no estoy, las musas vuelan
dejando la estela de su paso enredada en mi cabeza, los poros de mi piel
se han impregnado al máximo de ese otro yo que acaba de usurpar mi ser.
Es hora de abrir los ojos. Dejo entonces que manen las palabras como
una fuente inagotable y multicolor, con el único fin de plasmar en un
papel lo que podría perfectamente ser la historia de mi propia vida, mi
experiencia personal, la vivencia de la que acabo de apropiarme y que me
enriquecerá el alma de una forma tan real como cualquier otra.
Ahora soy consciente. Ahora soy
consciente de que no es la escritura lo que de la literatura me atrae.
Es el hecho de brindarme la posibilidad de huir de mí, de conocer nuevos
mundos, de transformarme y sentir lo que de otro modo no podría sentir
jamás, de conocer los entresijos de la mente y del corazón ajenos.
Y poderlos contar.
Gracias por haber difundido una de mis narraciones bajo la etiqueta "Narración de la semana" y por haber hecho eco de mi libro de relatos desde este rincón literario. Todo un honor estar aquí con vosotros!
ResponderEliminarUn abrazo!