De José Carlos Carmona.
Hace más de sesenta años, Adrian Troadec vio a una chica salir de una clase de música. Dos guerras mundiales después, aún funciona la fábrica de chocolate que abrió para conquistarla.
Entre dos continentes, partidas de ajedrez y notas de violín, Sabor a chocolate es una sinfonía incompleta de amor y de sueño.
(Cayó en mis manos porque me encanta el chocolate...)
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