LO QUE VALE UNA ViDA
Estoy en esa edad en la que un hombre quiere
por encima de todo ser feliz, cada día.
Y al júbilo prefiere la callada alegría
y a la pasión que mata, la renuncia que hiere.
Vivir entre las cosas mientras que el tiempo pasa
—cada vez menos tiempo para las mismas cosas—
y elegir las que valen una vida: las rosas
y los libros de versos y el viaje y la casa.
Hasta ahora he vivido perdido en el mañana
—seré, seré, decía—o en el pasado —he sido
o pude ser, pensaba—y el mundo se me iba.
Ahora estoy en la edad en la que una ventana
es cualquier aventura, y un regalo el olvido.
Ya no quiero más luz que tu luz mientras viva.
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