En la antigua India, el monzón hacía imposibles los viajes. Y como Buda no quería que sus discípulos se metieran en las riadas hasta el cuello, les permitió un “retiro de la lluvia”, el Vassa. Durante este periodo, los peregrinos sin techo tenían que congregarse en terrenos altos y vivir en chozas de juncos y argamasa.
Fue a partir de estos centros que se desarrollaron los grandes monasterios budistas.
Lo cuenta Bruce Chatwin en Los trazos de la canción.
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