domingo, 1 de diciembre de 2013

MUJERES DEL 27

ZENOBIA CAMPRUBÍ

Zenobia Camprubí Aymar nació en Malgrat de Mar (Barcelona) 
el 31 de agosto de 1887. Su padre, Raimundo Camprubí, Ingeniero de Caminos, Canales y puertos, era miembro de una distinguida familia de militares catalanes. Fue destinado por el Gobierno Español a Puerto Rico para construir una importante carretera. Allí conoció a Isabel Aymar Lucca, hija de Augusto Aymar, rico comerciante norteamericano y de Zenobia Lucca, miembro de una familia de corsos instalados en Puerto Rico quw  poseían caballos, cafetales e incluso, esclavos. Tanto su madre como su abuela, aunque nacidas en Puerto Rico, habían sido educadas en los mejores colegíos de los Estados Unidos, hablaban varias lenguas y eran mujeres cultas que habían viajado mucho.  

Zenobia fue educada por su madre, su abuela y tutores particulares. Vivió con su abuela hasta los 8 años, en el Paseo de Gracia, en el piso contiguo al de sus padres, y ella la inició en la lectura y en el aprendizaje de las lenguas. Al morir su abuela en 1895, su madre continúa con su educación. Al año siguiente hace su primer viaje a los Estados Unidos. Su salud era delicada y por indicación médica vivieron en Sarriá, donde pasa la época más feliz de su infancia.

En 1902, su padre fue destinado a Valencia.  Esta la época más triste y aburrida, en la infancia de Zenobia. Sus hermanos estudian fuera y ella sale poco.  Además,  durante esta etapa, se produce la separación de sus padres e Isabel Aymar decide trasladarse a  Estados Unidos con su hija y  en 1905 se establecen en Newburgh (Nueva York) donde viven numerosos familiares y amigos de la familia. Allí pasaron cinco años decisivos para la formación de Zenobia. Allí se mueve en los círculos más distinguidos de Nueva York y Washington, también conoce a un amigo de su hermano José, Henry Shattuck, abogado, educado en Harvard y miembro de una importante familia de Boston. Él se enamora de ella y la corteja, pero la consideraba muy joven y prefirió esperar. 

 En 1908 Zenobia fue admitida como estudiante especial en la Escuela de Pedagogía de la Universidad de Columbia, Nueva York. Por aquel entonces, Zenobia ya tenía una amplia formación en literatura, historia y música, dominaba el español, inglés y francés, y en esta Universidad estudia literatura inglesa, pero no termina el curso, pues se ve interrumpido por la boda de su hermano mayor, una operación de apendicitis y la decisión de su madre de regresar a España.
A su regreso se dedica al estudio, más a fondo, de la artesanía popular española, guiada por unos buenos amigos, los Byne, que vivían en una pensión en la calle Villanueva. Allí, pared con pared, vivía Juan Ramón Jiménez, que solía oír la joven risa de Zenobia, a través de los tabiques. Los Byne los presentaron en una conferencia que impartió Bartolomé Cossío en la Residencia de Estudiantes, sobre los lugares colombinos, al comienzo del verano de 1913, Juan Ramón se enamoró perdidamente de ella.
Aunque en un principio, Zenobia se siente atraída por él, influenciada por su madre, que pensaba que  el poeta no era el hombre adecuado para su hija,  lo rechaza. Pero Juan Ramón no desiste y tanta fue su insistencia, que finalmente formalizan su noviazgo en el verano de 1915. Lo más destacado de esa etapa es la colaboración literaria de ambos, que los lleva a traducir la obra de Rabindranath Tagore al español.

Zenobia se ocupaba de traducir literalmente y Juan Ramón le daba forma poética. El primer libro que publicaron conjuntamente fue La Luna Nueva , que apareció con las iniciales de Zenobia y con un poema de Juan Ramón. El libro tuvo un enorme éxito, aunque a ella le disgustó mucho que apareciera su nombre, pues dejaba ver su relación, algo que llevaban en secreto, y porque creía que todo el mérito era del poeta. Este fue el comienzo de una enorme tarea traductora y no sólo tradujeron gran parte de la obra de Tagore, sino también de obras de otros autores, como Shakespeare, Shelley, Poe, Pound etc.
A finales de 1915 Zenobia  se marcha con su madre a Nueva York. Ya tiene decidido casarse con el poeta, a pesar de la oposición de la familia. Juan Ramón la sigue  y se casan el 2 de marzo en la iglesia católica de St. Stephen, ante unos familiares de ella.
Los años siguientes a su matrimonio son de enorme actividad para ellos. Zenobia no sólo ayuda a Juan Ramón en su obra, sino que siguen con la labor traductora y con otras actividades como la compraventa de  artesanía popular.  Con ayuda de unas amigas abre una tienda llamada "Arte Popular Español", alquila pisos para decorarlos y realquilarlos de nuevo a norteamericanos que pasaban temporadas en España. Fue una de las cuatro fundadoras de "Enfermeras a Domicilio", colaboró en grupos como "El Ropero de Santa Rita, "La visita Domiciliaria", " El Comité Femenino de Higiene Popular", fundadora del "Comité para concesión de Becas a Mujeres españolas en el extranjero". Fue también miembro de la "Asociación Nacional de Mujeres de Acción Feminista, Política-Económica y Social " y realizó grandes labores de beneficios para la mujer, colaborando con maría de Maeztu, en el Lyceum Club, el primer club de mujeres fundado en España, donde Zenobia ocupó el cargo e tesorera.
En agosto de 1936 el matrimonio comienza un periplo que los llevará por Cuba, EEUU, Buenos Aires y Puerto Rico, donde Zenobia trabajó como profesora en la Universidad de Río Piedras.

En 1951 tiene que regresar a Boston, donde es operada del  cáncer, del que ya había sido tratada anteriormente.  Recuperada de la operación se instalan en Puerto Rico, en 1954, puesto que  Juan Ramón no soportaba la vida en EEUU.  De este modo Zenobia, no sólo se ve obligada a dejar su  actividad universitaria, sino también la posibilidad de recibir un tratamiento caso de que la enfermedad reapareciera, como así ocurrió.  El 28 de octubre  de 1956  Zenobia  muere en la Clínica Mimiya de Santurce (Puerto Rico) solo  tres días después de enterarse de que le habían concedido el Premio Nobel a su marido.

 






Dos meses después, en Estocolmo y en nombre del poeta –varado en Puerto Rico, hundido ya sin remedio en la depresión– Jaime Benítez, rector de la Universidad de Puerto Rico, agradecía el galardón en nombre del poeta, con un breve discurso que incluía estas palabras: “Mi esposa Zenobia es la verdadera ganadora de este premio. Su compañía, su ayuda, su inspiración hicieron, durante cuarenta años, mi trabajo posible. Hoy, sin ella, estoy desolado e indefenso.”





1 comentario:

  1. Otra generosa que le dio al espabilado del esposo lo mejor de sus talentos. Lo mismo ocurrió con María Lejárraga, que escribía para el tunante de Gregorio Martínez Sierra, su marido. Él consta como autor de la célebre pieza teatral Canción de cuna.

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