Josefina de la Torre (1907-2002)
Josefina de la Torre Millares nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1907. Su carácter enormemente inquieto la llevó a convertirse en una de las mujeres más adelantadas y polifacéticas de su tiempo, pues además de la literatura, también le interesó la música, el cine y el teatro.
Fue compositora, soprano (debutó como tal en un concierto en la Residencia de
Estudiantes de Madrid en 1936) y concertista de piano y guitarra. Llegó a ser solista de la Orquesta Sinfónica de
Madrid y miembro de la compañía de zarzuelas del maestro Sorozábal.
En
cuanto al cine, ya en los años
treinta del siglo XX realizó los doblajes
de Marlene Dietrich para la compañía cinematográfica Paramount en París. Allí
trabajó junto a su amigo y antiguo compañero sentimental: Luis Buñuel. Al igual que otros intelectuales de la época,
Josefina sintió una irreprimible fascinación por el cine. No se conformó con las tareas de doblaje. Fue, además, actriz de radionovelas, en Radio Nacional, y participó en varias
películas del director Edgar Neville durante los años 40, guionista, ayudante de
dirección…
Es
importante también su labor teatral. Hermana del escritor y
renovador de la escena teatral, Claudio de La Torre, Josefina organizó en su
casa junto a su hermano conocidas sesiones teatrales. Formó parte de la
compañía de María Guerrero, donde acabaría siendo primera actriz desde 1940. Más tarde fundó su propia compañía de
comedias, con la que puso en escena una quincena de obras, con su hermano Claudio
en la dirección artística.
Perteneciente
a una familia de la burguesía culta y próspera de las Islas, Josefina de la
Torre sintió muy pronto la vocación
literaria.
A los
siete años ya escribió un poema de homenaje a Galdós, y a los 13 empezó a
publicar en revistas. Se la ha encuadrado en la llamada Generación del 27. Precisamente, ese año publicó en Madrid su
primer libro de poemas, titulado Versos y estampas. Este primer
poemario apareció prologado por Pedro Salinas, autor al que Josefina de la
Torre siempre consideró su maestro. Además, recibió elogios de Lorca, de
Guillén, de Alberti.
En
1934, Gerardo Diego incluyó algunos poemas suyos en la segunda de sus famosas
antologías generacionales. Es, junto a Ernestina de Campourcín, la única mujer
de esta selección poética.
Aunque
en 1934 se había instalado en Madrid, durante la Guerra Civil volvió a su
ciudad natal. Allí publicaría sus primeras novelas cinematográficas bajo el
seudónimo de Laura de Cominges (segundo apellido, éste, de su padre).
Tras
la Guerra, sin embargo, regresó a Madrid. En sus últimos años recibió numerosos
honores, como la Cruz de la Orden Islas Canarias o ser nombrada miembro de honor de la Academia
Canaria de la Lengua. Murió en Madrid el 12 de julio del año 2002.
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