domingo, 22 de diciembre de 2013

Mujeres del 27


Maruja Mallo  (Vivero, Lugo, 1902 - Madrid, 1995)

María Gómez González - Mallo, hermana del pintor Cristino Mallo.   Mujer única dentro de la Generación del 27.  Pintora excepcional. Referencia en el Surrealismo internacional. Amiga y compañera de Dalí, Buñuel, Rafael Alberti, García Lorca y Miguel Hernández. Nació el mismo año que Luis Cernuda y Rafael Alberti. 

Maruja Mallo reinventó las  vanguardias, creó  su  propio lenguaje y su universo que plasmó, con un estilo personal, en una trayectoria única y original. Una vez superado el surrealismo, se adentró en su visión del realismo mágico para regalarnos sus moluscos oceánicos, metáforas matemáticas de una belleza perfecta; y en sus últimas visiones, nos ofrece en colores un cosmos nuevo para donarnos sus semblanzas interestelares, cósmicas, de un universo cifrado en astrología y naves espaciales.



Maruja Mallo también está presente en  la poesía de Rafael Alberti, porque le ayudó a ser el mejor poeta en su mejor fase, y a encontrarse, entre cloacas, ángeles y demonios. Y también se sabe que fue inspiradora de algunos de los  poemas más dolorosos y apasionados del El rayo de que no cesa de Miguel Hernández.




 Era un genio. Una artista en estado de inspiración y verdad permanentes.Estudiosa, laboriosa, abnegada, dedicada en cuerpo y alma a su obra.  Una mujer que amaba  el cuerpo femenino, el deporte, la libertad, el viento y la naturaleza, la cultura popular y el arte. Una mujer que  se anticipó al arte pop como se anticipó a todo.



Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Madrid donde se hizo con una fama de rebelde que ya no abandonaría en toda su vida. Allí conoció a Dalí.  En la Residencia de Estudiantes estaban todos, y a todos les fascinaba su personalidad Buñuel, García Lorca, Pepín Bello y Rafael Alberti.
 
García Lorca dijo de ella: 

“Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad." 

Con Rafael Alberti  vivió uno de sus grandes amores de juventud, fue un flechazo. 
En una ocasión escribio: 

"TÚ, Tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo arrancado, dime por qué las lluvias pudren las hojas y las maderas. Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes. Despiértame."
 
Pero la relación se acaba cuando el poeta gaditano, que hasta entonces pensaba ser pintor, encuentra a María Teresa León y abandona a Maruja Mallo.
 



Su periodo más productivo fue 1936, pero la Guerra Civil la sorprende en Galicia, de donde pasa a Portugal y de allí, gracias a Gabriela Mistral, se traslada a Buenos Aires.  No regresará a España hasta 1965, tras 25 años de exilio.  Maruja llega a un país que ya no se acuerda de ella, es casi una desconocida, pero no le importa. En los años 80 le ofrecieron varios premios y exposiciones: Medalla al Mérito en las Bellas Artes y el Premio de Artes Plásticas de Madrid.

 En febrero de 1995, muere a los 93 años en una residencia de Madrid.










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