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En 1926 publicó su primer libro, «Inquietudes», dos años después, «Surtidor» y «Canciones de mar y tierra» en 1930.
Allá, por los años veinte, gracias a su infatigable y activa aportación a las letras, fue llamada la mujer de la vanguardia madrileña.
La segunda etapa de su obra está marcada por su matrimonio con el poeta Manuel Altolaguirre, su maternidad, el exilio y su posterior separación matrimonial.
Junto con su marido contribuye a la difusión de la obra del grupo del 27, editando colecciones de poesías y revistas como Poesía, Héroe, 1616, y Caballo verde para la poesía. Tras la guerra civil se exilian a Paris, y La Habana, aquí hasta 1943. Un año después llegan a México donde se separan.
Concha Méndez y Manuel Altolaguirre
«Vida a vida» , «Niño y sombras» y «Lluvias enlazadas», son los tres poemarios que forman parte de esta etapa.
De 1944 a 1979, dejó de publicar, aunque en el año 1976 se editó una Antología poética. En 1979 apareció su último libro Vida o río. Aunque hizo un viaje a Madrid en 1966, siguió en México hasta su fallecimiento en 1986. En 1991 se publicaron sus Memorias habladas, memorias armadas, obra compilada a partir de unas cintas que había ido grabando su nieta, Paloma Ulacia Altolaguirre.
Os dejo aquí alguno de sus poemas:
Quisiera Tener Varias Sonrisas
Quisiera tener varias sonrisas de recambio
y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme…
y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme…
Y al igual que en el gesto buscar en la mentira
diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.
diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.
Yo quisiera ¡y no puedo! ser como son los otros,
los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.
los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.
Todo, menos venir para
acabarse...
Todo, menos venir para acabarse.
Mejor rayo de luz que nunca cesa;
o gota de agua que se sube al cielo
y se devuelve al mar en las tormentas.
O ser aire que corra los espacios
en forma de huracán, o brisa fresca.
¡Todo, menos venir para acabarse,
como se acaba, al fin, nuestra existencia!
Todo, menos venir para acabarse.
Mejor rayo de luz que nunca cesa;
o gota de agua que se sube al cielo
y se devuelve al mar en las tormentas.
O ser aire que corra los espacios
en forma de huracán, o brisa fresca.
¡Todo, menos venir para acabarse,
como se acaba, al fin, nuestra existencia!
Eran verdes como un mar...
Eran verdes como un mar,
con reflejos de alto cielo.
-¡Qué bien sabían mirar!-
unos ojos que recuerdo.
En la penumbra lucían
con una luz de misterio,
como dos claros abismos
abiertos a mil deseos.
Muchas horas tuve cerca
los ojos verdes aquellos,
que implorantes me miraban
¡y yo hacia por no verlos!
Y hoy que mirarlos quisiera,
están tan lejos..., ¡tan lejos!
Hola, estoy buscando el libro de Memorias de Concha Méndez que está descatalogado, ¿sabrías a donde puedo dirigirme?, ¿me puedes ayudar un poquito? Muchas, muchas gracias y perdona las molestias.
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